El modelo tradicional
Desde su lanzamiento a principios de 2007, Lightroom se vendió como el típico software donde pagas por una licencia que te da derecho a actualizaciones de esa misma versión, hasta que llega el «salto» a la siguiente generación – a partir de ahí, si quieres seguir actualizándote, tienes que pagar, si bien es una cantidad menor al precio completo. Por ejemplo, compras Lightroom 1.0, y tienes derecho a Lightroom 1.1, 1.2, 1.3… hasta que llega un Lightroom 2.0, y ahí tienes que pagar alrededor del 50% del coste. O quedarte con tu Lightroom «antiguo». En todo caso, comprar una licencia normalmente tenía cierto componente de inversión, ya que significaba un descuento en la compra de futuras actualizaciones. Creo recordar que la primera versión costaba unos 300 € (aunque hubo alguna promoción si lo comprobas nada más anunciarse). Este precio se mantuvo en las siguiente versiones, pero en algún momento bajó hasta quedarse en unos 150 € (como siempre, precios de España). Sobra decir que, una vez pagabas, el software era «tuyo» indefinidamente (es decir, no te lo podían desactivar remotamente).
Este sistema se empleó hasta Lightroom 5 (9 de junio de 2013), donde por primera vez tuvimos dos formas de adquirir el derecho de uso del programa:
- Por un lado, teníamos el ya citado modelo tradicional de «compra«
- Por otro, teníamos la opción de suscribirnos a Creative Cloud para poder usar el programa.
El modelo Creative Cloud
Creative Cloud, el nuevo modelo de negocio de Adobe, nos permitía pagar una pequeña suscripción mensual a cambio de tener acceso a ciertos programas (Photoshop, Illustrator, Premiere…) así como disfrutar de cualquier actualización publicada (mientras estuvieras al corriente de pago). Una de las opciones que se añadieron conforme se desarrollaba este modelo fue el llamado «Plan de fotografía«, que te permitía tener Photoshop y Lightroom por unos 12 €/mes (precio en España). Pero lo más importante es que, hasta este momento, solo existía un Lightroom 5, tanto si habías comprado la licencia como si eras suscriptor de Creative Cloud. Es decir, no eran versiones distintas del programa: las actualizaciones eran las mismas tanto si habías comprado la licencia como si te habías suscrito a Creative Cloud.
Si bien este modelo Creative Cloud supuso un alivio económico para usuarios de programas como Photoshop (recordemos que, por ejemplo, la licencia de CS6 Extended costaba 1.350 €), no suponía tanta ventaja para un usuario de Lightroom, que podía adquirir una licencia indefinida de este programa por unos 150 €, y actualizarse a futuras versiones por la mitad de precio. Empezó a circular el rumor de que la intención de Adobe era acabar con la versión de pago único de Adobe, y obligar a todo el mundo a pasar por el tubo del Creative Cloud, lo cual empezó a generar preocupación entre un sector de usuarios que no estaba nada interesado en ese tipo de modelo (al final de la entrada profundizaré en este asunto).
El principio del fin de las licencias permanentes
El 21 de abril de 2015 las cosas fueron un paso más allá. Se publicó una «doble» versión de Lightroom: Lightroom 6 y Lightroom CC 2015. Estas dos versiones se correspondían con los dos modelos de licencia: Lightroom 6 se «compraba» (un pago único de unos 150 €) mientras que Lightroom CC 2015 formaba parte de Creative Cloud – la opción más barata era la citada cuota de 12 €/mes del «Plan de Fotografía«.
Había más diferencias aparte del precio, pero creo que no se explicaron demasiado bien en su momento. De hecho, la confusión al respecto se ha mantenido entre los usuarios durante todo el ciclo de vida de Lightroom 6. Digamos que Lightroom 6 y Lightroom CC 2015 eran la misma cosa en el momento de su publicación, pero solo la versión Creative Cloud recibiría actualizaciones de características. Lightroom 6 tendría actualizaciones, pero solo de compatibilidad con nuevos raw y corrección de fallos.
Uno de los motivos por los que esto resulto confuso fue porque nadie sabía en qué iban a consistir exactamente esas actualizaciones de características, o con qué frecuencia aparecerían. Como ya he dicho, las dudas fueron una constante durante esta época, por lo que yo mismo acabé grabando más de un vídeo sobre las diferencias entre LR 6 y LR CC 2015.
¿Por qué tanta polémica en el caso de Lightroom?
Cabe preguntarse por qué siempre ha sido más acentuado el temor a un modelo de suscripción en el caso de Lightroom que con otros programas de la «suite» Creative Cloud. Aunque cada cual tendrá sus motivos, creo que las razones que hacen que este modelo chirríe un poco más de la cuenta en el caso de Lighroom pueden sintetizarse en los siguientes puntos, que yo ni suscribo ni rebato, solo expongo para que se comprenda mejor la «atmósfera«:
Programa más aislado
Existe un perfil de profesional creativo que combina el uso de Premiere y After Effects, o Illustrator e InDesign, o simplemente Photoshop (que por sí solo ya es muy complejo y abarca varias disciplinas). En este sentido, el acceso a varias aplicaciones, además de la posibilidad de acceder a TypeKit y otros «extras» de Creative Cloud, hacen más justificable la suscripción.
Lightroom, en cambio, es un programa un tanto desconectado de los demás. Incluso su interfaz se desmarca notablemente de la estética general de la suite. Tiene, eso sí, una conexión con Photoshop a través del motor de Camera Raw que le da mucho valor, y que, de hecho, dio pie al citado «Plan de Fotografía» que incluye Lightroom y Photoshop. No por casualidad, es el único plan para 2 aplicaciones que existe en Creative Cloud, lo demás son planes de «aplicación única«, o ya el paquete completo de todas). Pero aun así, hay personas que solo usan Lightroom. Desde ese punto de vista, se puede argumentar que quizá el programa por sí solo no tenga entidad suficiente para justificar una suscripción.
Coste más bajo
Aunque inicialmente tuvo un coste en torno a 300 €, el coste de las licencias de Lightroom acabó bajando a unos 150 € que, con ofertas puntuales, estuvo en algunos momentos en la mitad de precio, apenas 80 €. Desde ese punto de vista, y suponiendo que tener incluido Photoshop te dé igual, tener que pagar un mínimo de 12 € mensuales puede no resultar tan atractivo como con otras aplicaciones.
Actualizar cuando quieras
En línea con lo anterior, y por las particularidades de Lightroom, mucha gente podría vivir relativamente tranquila saltándose una actualización. De nuevo, con el modelo de suscripción esto deja de ser posible y hay que estar siempre actualizado.
Flujo de trabajo comprometido a largo plazo
Este quizá sea el motivo más argumentado y, a la vez, el más complicado de explicar para quien no esté metido en Lightroom.
Aunque para cualquier usuario es conflictivo cambiar de software cuando ya te has hecho a un programa, no es tan difícil pensar en pasarse de Photoshop a Affinity Photo, de Premiere a Final Cut, de Microsoft Word a OpenOffice Write, etc. Con la mayoría de aplicaciones se trabaja proyecto a proyecto, y no hay tanta vinculación con el trabajo previo. Se puede cortar más fácilmente a partir de cierto punto en el tiempo, ya que los proyectos pueden ser muy transversales e incluir foto, vídeo, audio… pero son poco «verticales» temporalmente. Y, además, incluso es posible que los archivos del programa previo se puedan leer en el nuevo.
Lightroom, en cambio, tiene una filosofía opuesta – es muy poco transversal ya que se centra solo en la fotografía, pero, en cambio, tiene mucha profundidad temporal, ya que una de sus principales funciones es, precisamente, la de organizador de una colección fotográfica que tiene un determinado inicio, pero no un fin específico. Todas nuestras imágenes se clasifican mediante una base de datos que lo incluye todo, desde lo más antiguo hasta lo más nuevo. Además, al basarse en una edición no destructiva, siempre dependemos del motor de Camera Raw para ver las fotos reveladas, a menos que exportemos una versión final, pero la gracia de un programa de este tipo es, precisamente, no tener que hacerlo por sistema. De ahí que siempre se recomiende el uso de un solo Catálogo y hacerlo todo (mover archivos, etc.) desde el propio Lightroom. Es un tipo de programa que requiere más fidelidad, por así decirlo.
Desde este punto de vista, quien desde las primeras versiones de Lightroom se hubiese comprometido con su flujo de trabajo, y hubiese confiado en este programa para gestionar sus fotos a largo plazo, lo tiene más difícil para reorganizarlo todo si tuviera que cambiar de plataforma, y seguramente perdería en esa transición el trabajo de años, tanto en organizacion (colecciones, copias virtuales, etc.) como en el propio revelado de las fotos (dependiente de Camera Raw).
En este sentido, si un usuario de licencia permanente de Lightroom no pudiera seguir con ese modelo porque no le dan opción, se vería en una posición comprometida con la que no contaba.
¿Promesa rota o error de comunicación?
Por último, algo que yo no recordaba pero que me señaló un lector del blog, es que en su momento, Tom Hogarty (director de producto de Lightroom) salió al paso de los rumores sobre un posible final de las licencias «permanentes». Lo hizo en esta entrada de blog, donde afirmó que habría versiones de licencia permanente de Lightroom «indefinidamente». En su momento, esto se interpretó como un compromiso de mantener las versiones de pago único (indefinidamente=siempre), pero posteriormente, se matizó que era una forma de indicar que se desconocía cuánto durarían (indefinidamente=un periodo sin definir). Aún hoy se discute sobre el asunto.
Aunque ya he dicho que no quiero entrar a opinar sobre todo lo anterior, en el último punto al menos sí quiero ser justo y decir que, por más que Hogarty sea un pájaro de cuenta, creo que ninguna empresa puede prometer algo eternamente. Tradicionalmente, al equipo de Lightroom le han fallado las estrategias de comunicación y creo que este solo es un caso más.
Ahora que sabemos de donde venimos, podremos empezar a hablar del panorama que nos ha dejado el anuncio del pasado 18 de octubre de 2017.
Anterior Siguiente
Comments
Muy ilustrativo. Gracias, Carlos.
Izaf: Gracias! Un saludo.
Hombre, Carlos, discrepo de esta afirmación:
«Además, al basarse en una edición no destructiva, siempre dependemos del motor de Camera Raw para ver las fotos reveladas, a menos que exportemos una versión final, pero la gracia de un programa de este tipo es, precisamente, no tener que hacerlo»
Cierto es que la labor de clasificación y catalogación es permanente en el tiempo (hasta que la muerte nos separe de nuestras fotos), pero la labor de revelado debe acabar en una versión final de la foto (normalmente en jpeg a la máxima resolución y calidad) porque en caso contrario y ante un fallo catastrófico del programa, como una pérdida del catálogo y sus copias de respaldo, o ante un escenario menos doloroso pero más probable, a saber, un cambio de programa porque le interesa al usuario o porque Adobe lo discontinua, no tenemos casi nada a pesar de las miles de horas invertidas en revelado. La posibilidad de volver a las fotos antiguas y acceder a todos los pasos del revelado está muy bien, pero hay que ser precavido, tener plan B y obtener un producto final de dicho trabajo.
La pena es que ninguna alternativa a Lr que conozco migre la parte de clasificación, porque salvo incluir las palabras clave como metadatos, se pierde el resto del trabajo.
Voy a ver si encuentro las palabras que dijo el amigo Hogarty aunque sólo sea por curiosidad, ya que Lr va camino de la sepultura y no lo podemos evitar.
Amando: Celebro que discrepes porque significa que lo has leído, así que gracias 🙂
Te doy mi opinión o mi «sistema»: la labor de revelado puede acabar en una versión final, pero no veo por qué «debe» siempre. Ese es el funcionamiento de Photoshop, donde sí hemos de guardar un archivo por fuerza, no puedes cerrar sin guardar y decir «sigo en media hora», pero en LR, puedes dejarlo y retomarlo en media hora o de aquí a un año. No hay un momento forzoso en el que exportar, y esa es una ventaja del programa.
Dices que en caso de fallo catastrófico del programa se pierde todo… bueno, ahí entran en acción las copias de seguridad, yo tengo 2 copias de seguridad de todo (fotos+catálogo), en 2 discos duros externos.
Pero en todo caso, si hay fallo catastrófico y peta totalmente el disco duro, se perderán igual los raw con ajustes, que las versiones exportadas, ¿no?
Dicho esto, por supuesto que llegado el caso, uno puede seleccionar todas las fotos con ajustes y exportar un tiff, de hecho creo que es algo que he comentado en alguna de las entradas que están por publicar aún.
De todos modos, más que nada planteo un escenario que igual podríamos no sufrirlo ni tú ni yo, pero seguro afecta a gente que se ve de pronto compuesta y sin ajustes.
De nuevo, muchas gracias por prestarme tu atención!
Encontrado en el blog de Lr de Adobe:
https://blogs.adobe.com/lightroomjournal/2013/05/lightroom-and-the-creative-cloud.html?red=a&tduid=c50e2ac889a1c6acb759e006d4d4c5ae&url=https://blogs.adobe.com/lightroomjournal/2013/05/lightroom-and-the-creative-cloud.html
Espectacular: mayo de 2013
¿Habrá una nueva versión de Lr llamada Lightroom CC?
NO
¿Las versiones siguientes a Lightroom 5 sólo se podrán adquirir por suscripción?
Las versiones futuras de Lr se podrán adquirir INDEFINIDAMENTE mediante el modelo tradicional de licencia
(Tom Hogarty dixit)
¡¡MALDITA HEMEROTECA!!
Hola de nuevo Amando:
Efectivamente, cuando en la entrada me refiero a «un lector del blog», me refería a ti, que fuiste quien me hizo notar este asunto, que la verdad no recordaba.
Sobre el tema de «indefinidamente», tal como comento en la entrada, hay «interpretaciones» distintas… yo (opinión mía) creo que simplemente fue torpeza.
Sobre lo de que no habría LR CC, creo que se refería en el contexto de LR 5, ya que como también comento en la entrada, esa versión se podía tener por pago único o por suscripción. No hubo en ese sentido LR CC, porque LR 5 era la misma versión tanto si pagabas de un modo como de otro. Ahora bien, sí hubo LR CC posteriormente… ahí ya cada cual puede pensar que debieron advertir, etc…
Gracias de nuevo por tus comentarios!!!