Plugins y creatividad

In Photoshop by Carlos A. Oliveras23 Comments

En la entrada anterior describí los que considero los mejores plugins para Photoshop, especialmente para fotografía, pero también hablé de mi evolución en su uso.

Esta entrada profundiza en las conclusiones a las que me ha llevado esa experiencia, pues la filosofía e intención con que abordemos este tipo de complementos (plugins o filtros – usaré ambos términos indistintamente) determinará cuáles usar y cómo usarlos para obtener el resultado buscado. Si bien empezaré y terminaré hablando de plugins, en la parte central me pasearé un poco por otros temas que, aunque considero relacionados, también podrían abordarse de forma independiente.

En esta entrada, la creatividad supuestamente artística y otros delirios metafísicos cobrarán una relevancia especial.

En esta entrada, la creatividad supuestamente artística y otros delirios metafísicos cobrarán una relevancia especial.

Plugins técnicos y plugins creativos

De entrada, me gustaría hacer una distinción entre dos tipos de plugins que podríamos definir como técnicos o creativos. Podría haber otras clasificaciones, pero esta, que atiende al uso concreto del plugin, me parece apropiado para lo que quiero exponer a continuación.

El primer tipo, que llamaré «plugin técnico«, se refiere a filtros que mejoran de forma objetiva las características de la foto: reducción de ruido, corrección de perspectiva, aumento de tamaño con la minima pérdida posible de detalle, eliminación de aberraciones cromáticas, enfoque para pantalla o impresión, hdr (entendido como la combinación de información de varias tomas para crear una imagen de 32 bits) o incluso el suavizado de piel si me apuráis, aunque esto ya sería un caso algo más particular. Es decir, se trata de paliar defectos típicos de la imagen, causados por limitaciones o imperfecciones del material fotográfico. Estos plugins son los que más a menudo se solapan con funciones ya disponibles en Photoshop, y pienso que no hay mucho que decir sobre su uso: si, por ejemplo, un plugin tiene un perfil para corregir la distorsión de una óptica y ese perfil es mejor que el de Camera Raw (o quizá es un objetivo que ni siquiera tiene perfil de Adobe), se usa y ya está. Pero me refiero a que, a diferencia de lo que ocurre con los plugins «creativos» de los que enseguida hablaré, se trata mayoritariamente de correcciones que difícilmente vamos a aplicar manualmente. Dudo que alguien enfoque trazando los contornos con el pincel en una máscara de capa que cree contraste, o reduzca el ruido píxel a píxel clonando el ruido. Se requiere un algoritmo que aisle esa información y que la trate, y en este sentido, no hay que confundir la aplicación de uno de estos filtros con algún tipo de decisión creativa.

Muchos plugins son una alternativa a controles que ya existen en ACR/PS.

Muchos plugins son una alternativa a características que ya existen en ACR/PS.

Por otro lado, las ayudas creativas, o «plugins creativos» como los llamaré aquí, responden a una necesidad bastante diferente: se trata de imprimirle un aspecto especial a la fotografía, típicamente manipulando su luminosidad y colores, aunque la gama de modificaciones posible es muy amplia, tanto, que puede que esto se mezcle con alguna modificación más «técnica», si bien aquí el acento está puesto en una cuestión perceptiva, estética, y no tanto de perfeccionamiento o corrección. Es más: irónicamente, algunos de estos filtros creativos se basan en la introducción artificial de defectos (fugas de luz, viñeteos, ruido, distorsión de barril, etc.) como los que eliminan los plugins del primer tipo.

En esta entrada voy a referirme principalmente a este segundo tipo de plugins, que es el que plantea más posibilidades de elección y uso.

Algunos filtros "creativos" nos dejan las fotos hechas unos zorros con la excusa de darles un look "vintage".

Algunos filtros «creativos» nos dejan las fotos hechas unos zorros con la excusa de darles un look «vintage».

Dos formas de usar los plugins creativos

En realidad, hay infinidad de formas de usar este tipo de plugins, pero creo que podríamos caracterizar dos filosofías características que en la práctica se combinarán entre sí en distintas proporciones. El motivo por el que quiero hacer esta distinción no es tanto por la técnica en sí misma sino por las causas e implicaciones de optar por estas vías, lo cual nos llevará más abajo a hablar de la creatividad y de la faceta artística de todo este tinglado:

(1) El plugin como solución «1 clic»: Es la forma más básica de usar el plugin; simplemente, abrir la imagen y darle un efecto. Quizá sea más de un clic, claro, pero tampoco muchos más. Esto puede tener su utilidad especialmente si tenemos series de fotos que tratar en las que no podemos entretenernos mucho, ya que facilita la aplicación de alguna «receta» que sea de nuestro agrado, y además, imprime cierta coherencia a todas las imágenes si optamos por aplicarles más o menos el mismo efecto a todas. Pero otras veces, el plugin como solución «1 clic» se aplica simple y llanamente porque es más fácil que trabajar la foto «a mano» en nuestro editor de imágenes, y/o porque nuestros conocimientos de Photoshop nos limitan y no nos llevarían tan lejos. Esto en cierto aspecto puede sonar mal o falto de mérito, pero no está de más recordar que durante muchos años y aún hoy en día, se han empleado ciertos tipos de película o cámara para conseguir resultados sobre los cuáles no había mucho control posible. En el caso de máquinas como las Lomo o las Polaroid, este control ni siquiera se busca, pues hacen de esa espontaneidad un valor en sí mismo. Tampoco está de más señalar que en diversas disciplinas artísticas se acepta que el azar o la impredicibilidad causada por el material o por las técnicas utilizadas (o hasta por el consumo de ciertas sustancias) contribuyan al resultado. En definitiva, siempre habrá elementos fuera de nuestro control, y renunciar a más o menos de estos elementos es una cuestión arbitraria que cada cual decide y que no implica renunciar a un estilo propio (si bien, por supuesto, el riesgo de terminar creando «clones» no debe ser infravalorado).
Por tanto, no creo que esta vía sea necesariamente «mala», y menos si tenemos en cuenta que partimos de una «materia prima» totalmente genuina, que es la fotografía. Como mucho, quizá este enfoque del «1 clic» sería censurable cuando la única motivación para adoptarlo fuera ahorrarse trabajo e imprimir espectacularidad a tomas insulsas o de escaso interés compositivo. El mayor riesgo de caer en esto, más que en Photoshop, yo creo que lo encontraríamos en Instagram y sus filtros a peseta el kilo. Pero en fin, cada cual que sea feliz a su manera.

Cuánto daño ha hecho el Instagram: fotos hechas casi al azar y acabadas de desgraciar con filtros aplicados sin ton ni son. Pero bueno, quien pone más empeño en ello, obtiene buenos resultados también.

Cuánto daño ha hecho el Instagram: fotos hechas casi al azar y acabadas de desgraciar con filtros aplicados sin ton ni son. De la frescura de lo espontáneo al caos de la improvisación forzada va un paso.

(2) El plugin como herramienta / acabado: En este caso, el uso del plugin se inscribe en un marco bastante más amplio: primero llevamos a cabo un trabajo detallado para corregir defectos técnicos, mejorar la composición reencuadrando o eliminando distracciones y redistribuyendo tonos si su distribución no se presta a lo que buscamos, tanto en luminosidad como en color. Cada foto será una historia distinta y necesitará más de una cosa o de otra: lo que quiero dejar claro es que antes de nada, habrá habido un trabajo preparatorio que puede ser muy largo y requerir mucha dedicación y talento. Y entonces, cuando la cosa empiece a estar bastante encarrilada, será cuando los plugins y otros recursos creativos podrán empezar a cumplir su papel. [A este respecto, y antes de seguir, me gustaría señalar lo típico que es que algunos espectadores de nuestra obra atribuyan erróneamente al uso de un plugin todo el mérito «visual» del resultado final, un atractivo que, en realidad, viene en su mayor parte de ese trabajo previo, tanto en la composición y preparación de la toma como en esa fase de preparación previa. No deja de sorprenderme lo cortos de miras que son algunos aficionados al creer que determinados «looks» se obtienen mediante la aplicación casi mágica de algún filtro.]
Siguiendo con lo que decía, por norma, tras tanto trabajo, raro será que queramos optar por la vía del «1 clic» – podríamos hacerlo, y quizá alguna vez lo hagamos, porque una foto bien trabajada de inicio se presta mucho más a recibir un acabado de este tipo, pero más posiblemente, querremos aplicar el plugin solo en una zona, o más en una zona que en otra. Esto implicará crear alguna máscara y jugar con la opacidad de las capas que contengan estos efectos. Un ejemplo clásico serían los plugins que proporcionan más detalle aumentando el contraste local: si aplicamos el efecto a la capa entera, será como pasar la apisonadora y dejarlo todo plano, porque si todo destaca, nada destaca. Lo más útil seguramente sea aplicarlo solo en zonas relevantes de la composición, y quizá un poco al resto de la escena, pero más discretamente y simplemente para que no «choque» en exceso con esas otras partes. Otro ejemplo sería algún efecto de tipo proceso cruzado: quizá nos convenza en las luces pero no en las sombras, y tengamos que aplicarlo con una máscara de luminosidad o manipulando los controles «Fusionar si es» de la capa del efecto. O darle/quitarle saturación. Etcétera, etcétera. Y así con todo. En esta forma de trabajar, el plugin es un recurso más, una herramienta, y normalmente interviene más en la fase de finalización, cuando ya lo tenemos todo pulido y queremos darle personalidad y carácter a la imagen (cosa que puede llevar más tiempo del que parece, aunque sea una modificación más sutil que las anteriores). Generalmente, la necesidad de darle este acabado no se entiende sin cierta motivación artística, y es por eso que el siguiente apartado profundiza en este aspecto.

Esta clase de rarezas no se entienden sin una exquisita sensibilidad artística por parte de su autor... o bien algún problema en la vista xD

Esta clase de rarezas no se entienden sin una exquisita sensibilidad artística por parte de su autor… o bien algún problema en la vista xD

Fotografía artística y creatividad

Hasta aquí, he descrito que hay plugins técnicos y plugins creativos, y que estos plugins «creativos» se pueden aplicar un poco «a palo seco» y que salga lo que sea (1 clic), o bien como una herramienta más encaminada a darle un aspecto o acabado determinado a la imagen.

Pero, a todo esto, posiblemente habría que plantearse primero por qué querríamos intervenir en una imagen con fines puramente estéticos: ¿no corremos el riesgo de acabar priorizando la forma sobre el contenido, o peor incluso, de acabar falseando y distorsionando el valioso contenido de la toma? Es posible, pero ¿cuál es ese valioso contenido? ¿Dónde radica el interés de una fotografía para el autor y el espectador?  ¿Está ese interés en la mirada o en lo mirado?  ¿Es una forma de ver las cosas, o es la forma de las cosas que cualquiera vería?

¿Cuál era la intención del artista en esta foto? ¿Reflejar el aspecto real de esta calle, o la confusión anímica de su deambular vital? Y, todavía más importante, ¿realmente cree que este tipo de fotos le ayudarán a ser percibido como un genuino artista y, por tanto, a ligar más?

¿Cuál era la intención del artista en esta foto? ¿Reflejar el aspecto real de esta calle, o la confusión anímica de su deambular vital? Y, todavía más importante, ¿realmente cree que este tipo de fotos le ayudarán a ser percibido como un genuino artista y, por tanto, a ligar más?

Si planteo esta cuestión es porque creo que el uso de un plugin como herramienta/acabado solo tiene sentido si nuestra fotografía apunta, en alguna medida, una intención artística. Esto no quiere decir que tenga que ser la gran obra de arte: simplemente me refiero a que nuestro planteamiento no solo da importancia a lo mirado, sino también a la mirada. En algún caso, incluso puede que lo mirado, lo «real«, carezca de relevancia en sí mismo, y que el protagonismo esté en la forma de contemplarlo y representarlo, con lo que nuestra obra adquiere casi un carácter conceptual (esto es aplicable tanto al hacer la foto como al procesarla, si bien aquí me centro más en lo segundo).  A este efecto, puede venirnos bien consultar la segunda acepción de «arte» que encontramos en la definición del diccionario de la Real Academia – que no es que contenga la verdad absoluta sobre nada, pero a menudo constituye, como mínimo, un punto de partida más fácilmente consensuable:

Arte: Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.

Con esto no quiero perderme en las siempre pantanosas cuestiones semánticas, solo intento diferenciar un afán más neutro o documentalista de uno más artístico/creativo (que tampoco es que sean mutuamente excluyentes al 100%, pero ahora quiero distinguirlos tanto como pueda). En este sentido, yo me identifico muy fácilmente con esta definición, porque busco un resultado final basado en «mi» realidad, no en «la» realidad – si es que existe «la realidad» como algo desconectado de nuestra percepción (esto ya sería otro tema). Esto no es nada excepcional – muchos de quienes lean esto (quizá incluso la mayoría), harán esto mismo, aunque a su manera. En mi caso particular, quiero que no solo la composición, el ángulo y el enfoque en el momento de hacer la foto, sino también los colores, los contrastes y los elementos que dependen del tratamiento digital, transmitan mi percepción. Quiero que la foto refleje lo que ocurre a ambos lados del objetivo. Si hago fotos para bancos de imágenes o para un catálogo, evidentemente es otra cosa. Pero en mi fotografía «personal», quiero mostrar cómo lo que se veo se amolda a mi relieve emocional y se convierte en una interpretación, con toda la influencia de mi memoria, de mis prejuicios y del humor que tenga ese día. Si fuera un historiador o un fotoperiodista, entonces sí, fotografiaría «la» realidad y mi prioridad sería reducirla a una cuestión pesable y medible, informativa, tan fiel como fuera posible a una supuesta realidad objetiva en la que mis circunstancias personales deben quedarse al margen (y los plugins «creativos», ni mentarlos). Como ya maticé al principio de este párrafo, esto tampoco es que esté reñido con captar algo bello o dramático tal como ocurre ante nosotros, pero en general es otro planteamiento y, de hecho, en el tratamiento digital de este tipo de tomas más «neutrales» se evita al máximo toda intervención que vaya más allá de las correcciones técnicas o tonales imprescindibles. Pero esto en absoluto es exclusivo de un profesional como un periodista o un fotógrafo de muestras: si lo menciono es porque, aun en nuestra faceta aficionados, es perfectamente posible que nos sintamos más cómodos adoptando esta postura. Es más: hasta es posible que ni siquiera sea una elección, y que sencillamente, no concibamos la fotografía de otro modo. Volvemos a lo de siempre, cada cual a lo suyo.

No todo es artisteo y paranoias: la fotografía costumbrista, documental y serena, alejada de estridencias cromáticas y delirios visuales, suele vivir bastante alejada de plugins tipo Nik o Topaz (aunque incluso así, en pequeñas dosis, pueden beneficiarse).

No todo es artisteo y paranoias: la fotografía costumbrista, documental y serena, alejada de estridencias cromáticas y delirios visuales, suele vivir bastante alejada de plugins tipo Nik o Topaz.

Pero si sentimos la necesidad de incoporar nuestros sentimientos, experiencias y expectativas al proceso, y efectivamente lo hacemos, interactuarán con ese entorno al tomar la imagen y planear sus posibilidades en la fase de tratamiento. Hasta puede que dirijas la escena, como en una película, y que quieras mostrar o expresar algo que ni siquiera sea lo que has visto, sino algo que te gustaría haber visto, o algo que piensas que puede haber visto otra persona. O, simplemente, algo que nos parezca atractivo, magnético, bello, sin más, aunque nunca haya existido ni vaya a existir jamás. Al final, como en cualquier otro «arte» (entre comillas porque ya dije que no quiero meterme en jardines semánticos), el proceso creativo es en gran parte un ejercicio de exploración propia y de juego o experimentación. Como escribir historias, componer canciones o pintar un cuadro. Esto tampoco significa que el resultado tenga que estar tan idealizado que apenas conserve puntos de encuentro con lo que pudiera considerarse una «realidad objetiva» (con todas las reservas que, como ya he dicho, tengo respecto a la posibilidad de captar algo objetivamente). Simplemente, supone el reconocimiento de que voy más allá de la neutralidad de acuerdo a todo lo que ya he expuesto más arriba, y me voy a relacionar con la realidad de otro modo.

Los filtros como ayuda creativa

¿Qué tendrán que ver los plugins con todo este rollo que acabo de soltar, pensaréis? Pues que convertir en imagen lo que uno siente o imagina con tanta viveza no es tan fácil como parece, ni en la toma ni en el procesado. Uno sabe más o menos por donde tirar, pero a veces se le plantean varias vías o, simplemente, siente que necesita experimentar. Y, por cuestiones prácticas, normalmente es en el ordenador donde más podemos recrearnos en estos aspectos: por supuesto, el momento de tomar la imagen es lo más relevante, y ofrece muchas variables, pero se presta menos al ensayo y error (en general, tenemos un margen de tiempo limitado). La tecnología en cambio, siempre nos brinda el «Ctrl+Z», la posibilidad de «Guardar» y seguir luego, e infinidad de otros pequeños milagros.

Los modelos se cansan de mantener la pose, las condiciones de luz varían... Pero delante del ordenador, el problema es casi el contrario: saber cuándo parar y no empacharse con tantas posibilidades.

Con la cámara en las manos, la ventana de posibilidades es limitada: los modelos se cansan, las condiciones de luz varían… Pero delante del ordenador, el problema es casi el contrario: saber cuándo parar y no empacharse con unas posibilidades que son casi ilimitadas.

Y es aquí donde encuentro que algunos plugins me proporcionan ocasionalmente una gran ayuda: si, por ejemplo, quiero más azul en las sombras o menos contraste en cierto rango de tonos, y a continuación quiero probar lo contrario pero creando un efecto difuso en las luces y potenciando la textura de algún elemento, tengo que entretenerme unos segundos o minutos, y esto puede hacerme perder el contacto con esa «visión». ¿Resuelven los plugins esta papeleta? No al 100% (al menos para mí), pero sí agilizan partes de este proceso: son un recurso más, como cualquier otro de los que incorpora Photoshop, pero tan bien orientados a este tipo de resultados, que pueden marcar la diferencia. En cierto modo, algunos filtros comparten con Camera Raw una organización de controles tan fotógrafica y tan orientada al resultado buscado, que se convierten en una extensión natural de nosotros. Por ejemplo, con ciertos plugins, y empleando preajustes como punto de partida, puedo alternar muy rápidamente entre distintos caminos, y esa rapidez de respuesta me proporciona una ayuda de un valor incalculable a la hora de acotar el aspecto que estoy buscando: me libera de tareas más mecánicas y engorrosas, permitiéndome así ponerme en modo «artista» (entre muchas comillas) y estar más pendiente de mis percepciones y de mi intuición para explorar en una u otra dirección. Desde luego, se podría argumentar que el uso de un plugin, de un modo u otro, condicionará el resultado en alguna medida, pero como ya dije antes, la aceptación de cierto «azar» en el resultado no es necesariamente mala en este contexto: pienso que no hay que temerla, y que adecuadamente gestionada, puede ser incluso enriquecedora. Aparte, repito una vez más que aunque se le puede dar mucho protagonismo al plugin, también podemos usarlo como un ingrediente o apenas un mero condimento: a medida que acumulemos experiencia, aprenderemos a aplicarlo allí donde sea necesario, en sutiles dosis cuya pequeña aportación sume valor al proceso sin alterar el rumbo de este (y eso, si es que llegamos a usar algún filtro, pues no siempre va a ser necesario ni mucho menos).

Todo esto que torpemente explico no es ni mucho menos algo exclusivo de mí, de hecho viene a ser lo que Calvin Hollywood (un fotógrafo y retocador alemán) llama el «80/20«: una fase final en la que consigue el «look» especial de cada foto (el 20% final), pero a base de experimentar rápidamente, hacer una cosa, otra, fusionar, aplicar un plugin, etc. (lo cual puede consumirle el 80% del tiempo). En esta fase, Calvin trabaja de forma bastante destructiva (con ajustes directos o fusionando capas), con el fin de potenciar este componente intuitivo y no empantanarse más de la cuenta con capas de ajuste o modificaciones reeditables.

El Calvin. Gran fotógrafo, retocador y maestro photoshopero.

El Calvin. Gran fotógrafo, retocador y maestro photoshopero.

Es en este contexto donde no tiene precio para mí abrir el Color Efex Pro 4 o el Exposure 5 (o el que sea), y empezar a probar ciertos preajustes, manipularlos, dejar que broten ideas, cancelar y volver a Photoshop y aplicar esas ideas a mano o tal vez mediante otro plugin… quizá algo me ha hecho ver que cierto elemento de la foto precisa más luz, o que la parte inferior distrae porque tiene mucho color o demasiado contraste. Duplico la capa, pruebo algo rápido, comparo y apuesto por esa opción o bien la borro y vuelvo atrás, y ahora sí que aplico el filtro, pero le pongo máscara y le bajo la opacidad. Es un momento de creatividad máxima cuyo límite a menudo está en lo ágiles que seamos con el ordenador, de ahí que si no tenemos un buen manejo de Photoshop, la cosa a veces se atasque, porque si te has de parar a pensar si el negro oculta o muestra en una máscara, o se te atraviesa una selección porque no sabes perfeccionarla o porque la pluma se te rebela… al final te distraes o avanzas a trompicones y pierdes esa inspiración, esa visión. En parte, este es uno de los motivos por el que tanto insisto en los atajos, que en momentos así, ayudan notablemente a evitar que Photoshop se convierta en el cuello de botella de nuestros planes – mi artista interior es tan caprichoso, que igual la inspiración se me esfuma en lo que tardo en abrir un menú.

Pero incluso tras toda esta movida, nunca o casi nunca doy por terminada la faena en Photoshop: para acabar de veras, me falta pasar por mi filtro favorito, Camera Raw, o mejor dicho, Lightroom (que para el caso es lo mismo) pues es allí donde remato la imagen, aplicando esta vez sus controles sobre el tiff o psd (digo «esta vez» porque lo normal es que inicialmente ya los haya usado, pero con el raw del que partí). Por eso quise incluir ACR/LR como plugin en la posición «0» de la lista de la entrada anterior – tan importante es para mí, aunque solo sea para darle unos pequeños ajustes requetefinales.

lr_develop

Como se dice en catalán, «roda el món i torna al Born»: empiezo en ACR/LR, y tras vivir infinidad de aventuras y peripecias en PS, es aquí donde recalo finalmente antes de concluir. Un círculo más virtuoso que vicioso.

Por tanto, el motivo de usar esos plugins no es porque no sepa hacer algo similar a esos efectos, o porque sea «vago» (que lo soy, pero no es este el motivo). El motivo es que he encontrado una serie de filtros que encuentro que plasman bien ciertos prototipos estéticos que me gustan, y por eso los uso, aunque por supuesto estas preferencias pueden ir cambiando con el tiempo (por ejemplo, hace años probé el Exposure 4 y en aquel entonces no sentí que me aportase nada). Mis fotos no tienen cierto aspecto porque lo haya inventado un plugin: al contrario, si he «conectado» con ese plugin es porque tiene encaje con mis anhelos visuales. Aunque, a la vez y como sugerí antes, también dejo margen para que sea el plugin el que me inspire y se haga un lugar en mi forma de procesar, igual que puedo inspirarme viendo obras ajenas, mirando una película u observando cómo llueve.

Conclusiones

Mientras escribía esto, busqué una definición del 80/20 de Calvin Hollywood porque no estaba seguro de si él lo llamaba 80/20 o 20/80. Y por pura casualidad, topé con un artículo de otro de mis admirados maestros fotógrafos-photoshoperos, Glyn Dewis. Me resultó curioso cómo su evolución coincide tanto con la que otras personas hemos tenido: parece algo casual, pero al final resulta evidente que si a muchos nos ha ocurrido más o menos lo mismo, no ha sido por casualidad (salvando en mi caso los años luz que me separan de alguien como él, claro). Resumidamente, Glyn explica cómo se aficionó a los plugins, hasta que llegado a cierto punto, empezó a sentirse un «fraude» y acabó eliminándolos todos y volviendo a lo básico, estudiando más y desarrollando su nivel de Photoshop y, por tanto, la confianza en sus habilidades, hasta que a raíz de su contacto con otros profesionales, reincorporó los plugins a su flujo de trabajo (pero pocos, concretamente los Nik Color Efex Pro 4 y el Topaz Details), usándolos en combinación con Photoshop y no como sustitutos de este. En ese sentido, Glyn recomienda no depender al 100% de ellos ni pretender acelerar la edición a base de aplicar un plugin tras otro sin saber lo que haces. Cosa de sentido común que además yo ya he dicho, pero claro, si lo dice él, ya es otra cosa.

Un antes/después de Glyn Dewis para promocionar los plugins Topaz Labs, como podemos ver en esta entrevista.

Un antes/después de una foto procesada por Glyn Dewis para promocionar los plugins Topaz Labs, como podemos ver en esta entrevista.

Así que, para terminar, yo recomendaría que en primer lugar, consideréis plugins más técnicos, tipo reducción de ruido, corrección de perspectiva o perfeccionamiento de piel/retratos, por decir algo. Esto dependerá del tipo de fotos que hagáis, así que quizá no os haga falta ninguno. Y en segundo lugar, si sentís también esa necesidad más «creativa«, aconsejaría experimentar con plugins de ese tipo, pero que no se os vaya la cabeza y terminéis con veinte filtros que no sabéis ni para qué sirven – ya lo dije, mejor limitarse a pocos y buenos que acabar con muchos y mediocres.

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Una última reflexión en la que he reparado casi al final: seguramente para cumplir estas recomendaciones, haya que retocar fotos con bastante frecuencia, porque si lo hacemos muy de vez en cuando, bastante trabajo tendremos con que no se nos olviden los controles de Photoshop y Camera Raw como para, encima, mantener fresca la compenetración con filtros que tienen sus propios parámetros y mecánica de funcionamiento. Quizá he sido demasiado entusiasta hablando de los filtros y pensando solo en mi forma de trabajar, así que me gustaría en esta última reflexión, poner en valor una vez más las herramientas básicas de Photoshop. No os dejéis tentar fácilmente por los cantos de sirena de los plugins: tienen que ganarse a pulso su puesto en el menú de filtros, y en caso de no verlo claro, o si solo os van a liar más, pienso que es mejor no tenerlos, o como mínimo ser todavía más restrictivo a la hora de incorporar uno a nuestra forma de trabajar.

No permitáis que cualquier chorrada se cuele en vuestra lista de filtros: ¡es un menú cais sagrado que por nada del mundo debe ser profanado por filtrillos de medio pelo!

No permitáis que cualquier chorrada se cuele en vuestra lista de filtros: ¡es un menú casi sagrado que no debe ser profanado por filtrillos de medio pelo!

En fin, espero que pese a lo soporífero de la disertación, a alguien le pueda servir para extraer alguna idea útil, o para reflexionar sobre el uso que hace de los plugins. Como ya he repetido a lo largo del texto, todo es bastante relativo y precisamente en la medida en que otorguemos un carácter creativo o artístico a la fotografía, cualquier recomendación no será más que eso, una mera pauta u orientación. Es al final cada cual quien decide qué le funciona y qué no, y hasta lo que a mí me sirve hoy, irá variando con el paso del tiempo.

Como siempre, gracias mil por pasar por aquí y por leer esto, sobre todo si habéis resistido el tostón íntegro. ¡Hasta la próxima!

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Comments

  1. Pingback: Mis 10 plugins favoritos para Photoshop | Photoshopeando

  2. Interesantes artículos, como todos los que leo en tu web, Carlos. Por mi parte bastante trabajo tengo ya con aprender a tener un flujo de trabajo coherente con ACR y Photoshop (gracias a tus tutoriales todo es mucho más ameno) como para meterle mano a filtros o plugings. Por otro lado queda en mis favoritos para cuando adquiera más destreza y pueda usarlos con sensatez. Gracias por compartir tus conocimientos y experiencia. Un saludo.

    1. Estoy de acuerdo en que ha sido un gran acierto la distinción de categorías entre filtros técnicos y creativos. No sólo por ser cierta la diferencia sino que eso hace pensar, artísticamente hablando, a la hora de aplicarlos. Y no es una redundancia mental, es que es importante tener claros los conceptos y las intenciones en el momento de manipular una foto… ¡Aunque luego salga mal :(!

  3. En primer lugar decirte que haces un desarrollo del tema muy preciso bajo mi punto de vista.

    Discernir lo que son plugins técnicos de los creativos, ha sido un gran acierto por tu parte.

    Yo soy más partidario de los plugins técnicos.

    En lo que se refiere a los creativos está bien experimentar con ellos para ver los resultados, pero al final cansan, al menos a mi me pasa. No quiero con esto menospreciarlos ni mucho menos. Es una opinión muy personal.

    En mi “fase” pictórica y me refiero cuando pintaba, hubo una frase de una amiga pintora de profesión que se me quedó grabada y que vino por mi “ obsesión “ a que lo que estaba pintando fuera muy realista: “ para el realismo ya está la fotografía, en la pintura hay que dar prioridad a la interpretación y a la impronta personal “. Eso si, sin menospreciar ninguna técnica ni estilo.

    A partir de ese momento, cuando fotografiaba… fotografiaba y cuando pintaba… pintaba.

    Con este rollo he querido intentar describir que cada medio artístico tiene su sitio, y que lo contrario, hacer que una fotografía parezca una pintura, es lo mismo.

    Otra cosa es la parte comercial, que un cliente te pida un acabado concreto. Quien paga manda.

    Donde estoy totalmente de acuerdo contigo es en » el pluguin como herramienta / acabado “ y en el planteamiento / pregunta que haces sobre el contenido, el interés de una fotografía para el autor y el espectador, la forma de ver las cosas. Todos tenemos una visión fotográfica diferente.

    De ahí que en algunos casos es necesario o casi, ponerle un título a la obra para que el espectador vea lo que tu has visto. Luego podrá o no estar de acuerdo.

    Por cierto esa frase de “ si todo destaca, nada destaca “ me ha gustado tanto como la de mi amiga la pintora.

    Picasso describe muy bien lo que es el arte:

    «… El Arte no consiste en la aplicación de un canon de belleza sino en lo que el instinto y el cerebro son capaces de concebir más allá de ese canon.»

    Y es muy cierto lo que dices: “ hasta lo que a mí me sirve hoy, irá variando con el paso del tiempo “.

    Un saludo Carlos.

  4. Author

    Manuel: Gracias, y haces muy bien con lo que ya haces. Si no hay necesidad, mejor no complicarse la vida inutilmente.

    Jose Luis Songel: Muchas gracias por tu elaborada y enriquecedora aportación, que me gusta no solo por el contenido sino porque me tranquiliza ver que «se me entiende», aunque sea más o menos.

    Aunque he intentado que mi desarrollo sea coherente, he tocado muchos temas que requerirían profundizar más en ellos y he tenido que apañarlo como he podido. El realismo y la fotografía es uno de esos temas, es decir, la presunción de que la fotografía como tal debe ser fiel a una realidad «objetivable». Como digo, esto es otro tema y no entraré en él para no meter más rollo, pero aprovecharé para introducir otro término que estuve a punto de mencionar y que puede ser útil: el de «imagen digital», como forma de referirse a un tipo de técnica o disciplina tan respetable como cualquier otra, pero que produce creaciones más basadas en la manipulación digital que en la fotografía entendida como mencioné más arriba. Evidentemente luego habrá mil tonos de gris, la discusión de dónde trazar la línea, etc. y en fin, lo dicho, que ya es otro debate.

    Gracias también por la aportación Picassiana, igualmente interesante.

    Luis: Muchas gracias a ti, me alegro de que no hayas terminado con dolor de cabeza, jeje! Saludos.

  5. Según parece fue un tal Pareto el primero que menciono el tema del 80/20, que dicen los entendidos se repite en toda manifestación natural

  6. Me ha gustado un montón leer tu coherencia artística con respecto a la fotografía y el uso de los plugins.
    Ya es difícil componer, encuadrar, enfocar, etc y si esto ya es un arte al que le tengo mucho respeto, el uso de los plugins bien utilizados y con la finalidad que quiera conseguir su autor ya sea técnica o artísticamente, a mi personalmente, me impresiona.
    Magnífico y muy bien expuesto tu artículo :).
    Saludos.

  7. Author

    Carlos y Mauricio, gracias por pasar y comentar.

    María Amparo: Gracias por leer el rollo. Aprovecho para re-matizar que tampoco hay que usar filtros por narices, al final lo que cuenta es el resultado – cómo conseguirlo ya dependerá de cada cual (lo digo para que ahora no parezca que esto, por fuerza, ha de ser un punto de paso en el camino del aprendizaje). Pues eso, que muchas gracias por tu comentario, saludos. 🙂

  8. Muy interesantes tus reflexiones. Yo también entiendo la fotografía como un medio para transmitir una visión personal de nuestra realidad particular y toda herramienta que ayude a conseguirlo, como en este caso los plugins, y muy especialmente los artísticos, es bienvenida. Pero claro, totalmente de acuerdo en que hay que partir de una foto que valga la pena porque si no, ya podemos adornarla con pluguins y florituras, que la cosa no tiene arreglo. Y el resultado, que siempre acaba reflejando una buena parte de lo que pensamos y sentimos, tiene que satisfacer sobre todo al que lo hace. Si gusta a alguien mas, pues mejor, pero no tiene por qué entenderlo ni ser del agrado de todos necesariamente. Lo que sí es importante es dominar la técnica para saber plasmar lo mejor posible lo que queremos expresar. A mí me queda todavía mucho por aprender -aunque estoy en ello- y admiro a los que, como tú, sabéis dominarla para ponerla al servicio de vuestra creatividad.

    Como siempre, un placer leerte. Saludos.

  9. Ante todo darte las gracias , como siempre, por tus vídeos, artículos y demás. Como dice el fan amigo Songel (yo también soy aficionado a la pintura http://feherpez@blogspot.com ( El blog de Ferran) la realidad se plasma con la fotografía, la pintura está para otras cosas. Encuentro que lo mismo servirá para el asunto de los plugins en Photoshop. El que quiera la fotografía realista, pues usará todos aquellos que técnicamente le servirán para poder hacer una fotografía , cabalmente, objetiva. Aquel que por el motivo artístico que le puede deparar el programa Photoshop y más si éste domina el programa, como vosotros, los profesionales , pues podéis dedicaros a ambas ramas: La de la fotografía, tal cual : representar objetos y la artística : dar a la realidad una «realidad» subjetiva, dependiendo del ánimo del artista en aquel momento.
    Por lo demás siempre tus escritos son un cúmulo de enseñanzas para todos aquellos que deseamos aprender de los que saben más que nosotros y que por el motivo que sea lo expresan para general conocimiento.
    Y un acote: Dices siempre que eres un poco vago ( te lo observo repitiendo, como un mantra en varios de tus artículos) y no se yo si eso es un MANTRA o que pueda ocultar una timidez congénita ,o una falta de autoestima ( como la nueva psicología apunta ahora) pues creo que nadie puede tildar de VAGO a un señor que explica de una forma, sintácticamente casi perfecta para su comprensión , artículos y escritos tan técnicos . Con ideas concretas y a más amenizadas de una ironía sutil, como de vuelta de todo, amén de amenidad (valga la redundancia) en su , a veces, árido contenido y no aburrir a la clientela, contestar a todo quisque , molestarse en leerlo y dar las gracias encima.
    Chico¡ yo el concepto de vago se lo doy a otras cosas. Por ello digo : MUCHAS GRACIAS A TUS VAGUEDADES¡ . Un fuerte abrazo.

  10. Me ha resultado muy agradable leer lo que opino sobre el tema de los filtros sin tener que molestarme en convertirlo en palabras. Tu exposición (curiosa porque empieza siendo análisis, pasa a la reflexión y se convierte en testimonio directo de lo que se siente al procesar una imágen) es racional y emotiva a la vez, y por ello conmueve, como siempre.

    Es enorme el debate que se puede crear en torno a lo digital. El arte digital (sí, ¿por qué no?) me parece necesario (imprescindible) y admiro profundamente algunas de sus manifestaciones, a las que, por cierto, puedo acceder con mucha más facilidad que a las artes clásicas de museos y exposiciones.

    Y lo más importante, a mí me sirve para pasar mis mejores momentos, aunque no puedo calificar de arte lo que hago (una verdadera lástima, jeje), pero agradezco poder cambiar la realidad a mi antojo con herramientas que, como también dices perfectamente, ofrecen un infinito de posibilidades que hasta asusta, y que no son tan fáciles de manejar como los detractores de lo digital afirman.

    No usar los filtros técnicos me parece absurdo y en cuanto a los artísticos ya habéis dicho tú y todos lo suficiente.

    Un saludo y hasta la próxima 🙂

  11. Pedazo de articulo y disertación sobre los plugins no puedo estar más de acuerdo en el total de su contenido, también mencionar los comentarios de José Luis i Fernando completamente de acuerdo con todo lo que expresan en ellos.
    Solo un comentario, que una cosa te lleve mucho trabajo realizarla no quiere decir que al final sea una cosa bien hecha y mucho menos una obra de arte, como tampoco la dificultad es una escusa para un trabajo defectuoso.
    Un saludo

  12. Author

    Silvia.z: Gracias por el comentario y la aportación, especialmente interesante viniendo de una artista pintora, claro! De acuerdo en todo lo que dices. Saludos.

    Fernando: Muchas gracias por tu comentario y por sus siempre desmesurados elogios, y no es modestia, pero gracias igualmente.
    Sobre lo de ser vago, supongo que en el fondo tienes razón… pero viene del hecho de que siento que yo «doy más de mí» de lo que realmente hago. Pensando en ello, seguramente también tenga que ver con que tiendo a atribuir a la pereza limitaciones que, en realidad, vienen causadas por mis problemas de salud y movilidad. Pero bueno, tu comentario me ha hecho reflexionar pues son buenos argumentos, además de reconfortarme. De ahora en adelante me consideraré menos vago 🙂
    Lo dicho, muchas gracias por tu detallado comentario!

    Paqui Olivares: Gracias por el comentario y por la aportación de todo lo que comentas. Y sobre si es arte o no lo que haces, ¡quién puede decirlo! Como decía Silvia más arriba, lo prioritario es la satisfacción personal, o al menos es una parte importante. De nuevo gracias, saludos.

    Josep Maria: Gracias por el comentario. Sobre lo otro, totalmente de acuerdo, claro (espero que no se haya entendido que yo quiero dar a entender lo contrario). Saludos.

  13. El comentario no iba dirigido a ti, ni mucho menos al articulo, simplemente que en los círculos en los que me muevo oigo amenudo la expresión, con lo que me ha costado, seguro que sin querer se me han mezclado las cosas.
    Una vez publicado el comentario, lo releí y tuve la sensación de que podía pasar lo que comentas, na más lejos de mi intencion. Saludos

    1. Author

      Gracias Josep Maria. No ahondo en lo que has dicho porque como digo estoy de acuerdo y no hay mucho más, el esfuerzo suele ser ingrediente para algo bueno, pero no es garantía de que algo sea artísticamente valioso. Un saludo!

  14. Sr. Carlos, me gusta leer su blog porque en el siempre encuentro ese punto de inflexion entre la fotografia y la comunicacion…. el tratamiento de la imagen como vehiculo de exposicion de la realidad personal frente a la realidad objetiva que descubro entre lineas me empuja a momentos de reflexion propia sobre lo que estoy haciendo.
    Recuerdo el cuarto obscuro en rojo intenso…. recuerdo las mil y una piruetas con todos los trucos a mi alcance… y me viene a la mente esta nueva fotografia, la digital, con un cumulo immenso de posibilidades que convierten en juego de ninyos aquellos viejos cacharros de alambre con carulinas deformes pegada a un extremos o lo lith para sacar varios bocadillos de imagnes; en esto leo tus reflexiones sobre los plugins…. y me digo es lo mismo….. y claro cuando sigo leyendo y veo como razonas su uso…. me veo a mi mismo discutiendo con algunos fotografos (aficionados y amigos defesores a ultraza de pureza del negativo-positivo…) sobre la creatividad de la postproduccion en el cuarto obscuro…
    Abrazo tus reflexiones como propias y te agradezco la depurada elaboracion de tu discurso, ciertamente se queda con caminos tangenciales que sugieren nuevas reflesiones, pero la semilla esta ahi.
    Sigue escribiendo que yo seguire leyendote con gran placer.
    Un saludo Carlos y Gracias.
    Salva

    Pegunta…. he de poner mi correo en cada comentario????? No me molesta, pero a lo mejor lo hago mal…. es que de informatica w’bera se poco y de la otra lo justo.

    1. Author

      Muchas gracias a ti, señor A, me alegro de que haya puntos de encuentro y puentes que tender entre el «viejo» cuarto oscuro y el actual «revelado» digital. Es buena señal, pues aunque la técnica cambie, se supone que la intención y las ansias creativas (o el fin con el que hagamos fotos) no deberían variar demasiado en lo esencial.
      En definitiva, agradezco mucho el comentario y la valoración.
      Ah, sobre lo del correo… ah, ahora lo he mirado, no sabía que eras tú (me pone «a» en el nombre, y con el Salva de la firma no caí). No te preocupes, no es importante, aunque me ayuda a veces a identificar quién es quién pues hay varios Carlos y varios Josés por aquí, por ejemplo. Si acaso… a ver, si no me olvido, un día de estos re-activaré lo de permitir registro de usuarios con lo cual creo que se resolvería esto, ya que en teoría la página «recordaría» el usuario. Ya haré un post y un aviso sobre el tema, mientras tanto disculpa las molestias! Un saludo.

  15. Pingback: Mis 10 plugins favoritos para Photoshop | Grup Fotogràfic de Petrer | ClickPetrer

  16. Muchas gracias Carlos por tus artículos y experiencias, estoy entrando en aguas pantanosas con el tema de los filtros y gracias a tus consejos y aportes me voy a ahorrar un montón de tiempo y experimentos.

    Por cierto, hay alguno que funcione realmente bien para resaltar las copas de cristal de una mesa de banquete? Iré probando a ver si doy con algo…

    Mil Gracias!!

    1. Author

      Salvador: Gracias! Sobre las copas de cristal, no sé la verdad, porque los objetos transparentes siempre son complicados. Como norma general, para que algo resalte, lo ideal suele ser que esté más iluminado y mejor enfocado… y opcionalmente, más saturado (todo esto siempre relativo al resto de la escena). Pero con plugin o a mano, habrá que hacer una selección, ni que sea aproximada. La verdad es que no se me ocurre un plugin específico para esto… el Detail Extractor de Color Efex Pro, dentro de Nik Collection, siempre es una buena apuesta para destacar cosas, podrías probar, lo que pasa es que puede dar resultados un poco cantones (aquí hablé de este plugin, entre otros: https://www.photoshopeando.com/2016/10/06/plugins-para-photoshop-y-lightroom-nik-color-efex-pro-4/
      Un saludo.

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