«De aquellos polvos vienen estos lodos«, reza un dicho castellano. En nuestro caso como afotadores, esto es aplicable de forma casi literal: el disgusto que nos llevamos al comprobar ciertas fotos, y a veces incluso al mirar por el visor, viene justamente de esos polvos, polvillos, motas, fibras y microporquería diversa que no tiene nada mejor que hacer que aterrizar en nuestro sensor, espejo o pantalla de enfoque.

Polvo eres y tal. Típica foto del cielo con diafragma cerrado. Antes de darle al disparador, no olviden pedirle al polvo que sonría.
No voy a profundizar mucho en el asunto porque supongo que a estas alturas de la película, todo el mundo sabe de qué va el tema. Limpiar el polvo del sensor no es una tarea tan compleja, pero sí delicada, así que en realidad, la mejor recomendación sería evitarlo tanto como sea posible, y cuando haya que hacerlo, tratar de limitarse a una sopladita de la pera o similar, y ni siquiera excederse con esto, porque podemos causar que el polvo se deposite en algún sitio peor. Solo en casos de mayor gravedad vale la pena tocar físicamente el sensor con un pincel cargado de electricidad estática para atraer el polvo, y solo unos pocos osados llegan al extremo de hacer limpiezas húmedas, un término que, pese a despertar las fantasías eróticas de algunos depravados, en realidad se refiere a usar alguna varilla limpiadora impregnada en el mítico líquido Eclipse o similar. En mi caso, he hecho unas cuantas limpiezas (secas, húmedas y mediopensionistas) y todo ha ido bien, pero creo que todos conocemos casos en que, por querer hacer inventos diversos con material no diseñado para este fin, han llegado a deteriorar el sensor dejando arañazos o marcas indelebles en el filtro que lo cubre. A veces el efecto es acumulativo y no se ve la primera vez, lo cual causa una falsa sensación de seguridad. Incluso los hay que lo limpian con celo. Bueno, ¡vivir al límite también es una opción!
Es verdad que no hay que tener un miedo excesivo, pero tampoco hay que tomárselo a la ligera. En un caso, incluso conocí personalmente a uno que intentó limpiar el sensor… ¡¡retirando el espejo con el dedo!! El sensor no sé cómo quedó, pero el espejo se lo cargó (evidentemente, el espejo ha de retirarse dando la «orden» de levantarlo y mantenerlo levantado desde los menús de la cámara, no a mano).

«Limpiar manualmente» no debe interpretarse en sentido literal.
En fin, el asunto es que desde que la fotografía réflex digital se ha generalizado, han ido brotando sistemas diversos para limpiar el polvo del sensor, principalmente los ya mencionados: peras para soplar, pinceles para atraer el polvo y varillas limpiadoras con algún líquido. Estos fueron -y posiblemente aún sigan siendo- los métodos más conocidos, pero durante los últimos años han aparecido sistemas más imaginativos y un tanto acongojantes como los «Dust Aid«, una especie de varillas con una placa de adhesivo en un extremo, o el escalofriante «Sensor Film«, una sustancia líquida que se extiende sobre el sensor y que, al secarse, se convierte en una fina película que se retira luego con unas pinzas, arrastrando consigo el polvo y suciedad de la superficie al despegarse.

El Sensor Film consiste en embadurnar el sensor con una sustancia de apariencia alienígena. Aquí podemos ver cómo la aplican con un pincel, como si le fuesen a hacer mechas al sensor o algo. Luego la sustancia se convierte en una película… de miedo, porque yo no tengo webs de hacer eso.
Esto nos lleva al enésimo invento antipolvo: el «Sensor Gel Stick«. Se trata de una varilla con un rectángulo de «gel pegajoso» en un extremo que se presiona contra el sensor sucesivas veces para ir atrapando la suciedad que reposa plácidamente sobre su superficie. Como todo método basado en el contacto con el sensor, me produce cierto respeto, pero la blandura del gel me hace ver este producto como un intermedio entre las varillas con adhesivo y la película líquida. Luego el gel de la varilla se presiona contra un papel adhesivo especial (se compra aparte) que retira la suciedad del gel para dejarlo limpio.

Parece una golosina, pero es un atrapapolvo sensorial. O sea, del sensor.
Los amiguitos de fstoppers han hecho un análisis del producto: podéis verlo haciendo clic aquí. Lo que más me ha gustado de dicho análisis es que empiezan diciendo que este es el sistema que Canon, Nikon y compañía usan en sus servicios técnicos, y que ha sido un gran secreto nunca antes disponible para el común de los mortales. Digo que me ha gustado porque me hace gracia cómo cada vez que alguien presenta un producto de este tipo, dice eso (que es el gran secreto de los fabricantes). Y claro, o Canon y demás cambian de sistema cada 4 meses, o alguien miente. Lo cual no quiere decir que sea mal sistema, ¿eh? Al revés, tiene buena pinta. Pero vamos, que tampoco nos chupamos el dedo. Aunque ese gel azulado sí que dan ganas de chuparlo, parece fresquito y apetitoso, ¿será tóxico?
No obstante, luego he investigado un poco, y he averiguado que este novedosísimo sistema existe desde hace casi 2 años, aunque bajo otro nombre: «Eyelead«. El nombre es más molón que el otro y suena a película de James Bond. No he profundizado mucho así que no sé si es el mismo fabricante, o son productos distintos o qué pasa. El EyeLead se puede comprar en amazon.es, donde podéis leer las opiniones de la gente – en general, parecen satisfechos.
El mencionado vídeo de fstoppers está bastante bien y para ser sincero, si en el futuro he de hacer alguna limpieza de sensor rebelde, igual pruebo este ingenio. No quiero usar más sistemas de limpieza húmeda y fricción, porque considero que incluso usando material correcto, es arriesgado e innecesario en la mayoría de casos (aunque esto lo he sabido luego, por suerte por experiencias ajenas). En todo caso, si bien antaño fui bastante polvofóbico, con el tiempo he ido adoptando el criterio de no hacer nada mientras pueda evitarlo. ¿Sabéis aquello de «si funciona, no lo toques«? Pues algo así: salvo que el polvo realmente moleste, pienso que es mejor aprender a convivir con él.
No obstante, hablando de cosas arriesgadas, en el vídeo de fstoppers el tipo incluso usa un canto del cuadradito de gel para limpiar el espejo y la pantalla de enfoque. Esto sí que ha sido escalofriante y yo no lo haría ni jarto de vino: las dos veces que he intentado limpiar una pantalla de enfoque he terminado teniéndola que cambiar – se rayan con solo mirarlas. Pero bueno, allá cada cual. Además, en todo caso, la suciedad que se ve por el visor, por desgracia, no siempre es accesible. A mí me ha pasado ya varias veces que el astutísimo polvo se me mete por el lado «interior» de la pantalla de enfoque. Por suerte, si ves el polvo por el visor y dicho polvo está en el espejo, en el visor o en algún punto intermedio, significa que no saldrá en la foto, así que es un mal menor.

Estos son los papelitos pegajoides para limpiar el gel. Paquete de 20, como los cigarrillos.
En fin, sea como sea, es un asunto que yo tenía bastante olvidado, y me ha gustado ver que estos sistemas no son tan peligrosos como parecen. De hecho, en su día yo era defensor de la limpieza con Sensor Swab y Eclipse, y actualmente, en cambio, reservaría esa opción como último recurso. Tanto respeto le tengo al tema, que mientras veía la parte del vídeo de fstoppers donde limpia el sensor, yo estaba conteniendo la respiración sin darme cuenta xD (no os miento).
En fin, amigos, como veis hemos hecho un improvisado y divertidísimo viaje por el mundo de las limpiezas de sensor. Y aunque no lo creáis, me quedo sin explicar diversas aventuras que he vivido con estos temas, pero estaré encantado de leer vuestras experiencias y visiones del tema si queréis compartirlas en los comentarios.
Comments
Buenisimo descubrimiento…. a mi me pasa igual… Jajajajaja cuando soplo el sensor con la pera ni respiro….
mmmmmm…. me esperaré a que lo pruebes.
Pero no vale hacer lo del chiste de aquel que se tapa la boca porque la tiene partida y sin dientes y le dice al siguiente, pasa… pasa… que a mi me da risa.
Yo tambien he hecho mis escarceos con pera de aire de farmacia, (imaginate la visión), alcohol isopropilico con bastoncillos de algodón y no ha quedado mal, pero lo he pasado peor que mal haciendolo.
Como bien dices el producto ya existe hace tiempo, pero eso de tocar el sensor con algo que nadie hasta ahora había hecho ningún comentario que hiciese perder el miedo… da escalofrios.
Saludos.
…y yo pasando la aspiradora por el susodicho objeto captador de luz.
Gracias Carlos por aclarar un poco el asunto de los «polvo», jejejeje.
Vaya, vaya. Resulta que yo iba a contar una experiencia personal, la más nefasta que he sufrido hasta ahora limpiando un sensor, y el último comentario que leo (de «corros»), supongo que en plan de coña, me da pie y anima a contarla definitivamente.
Yo, como tú, Carlos, siempre utilicé productos de Eclipse y Sensor Swab. También los pinceles que se cargan de electricidad estática con aire comprimido (Sensor Brush, de «Visible Dust»), etc. Pero, claro, uno siempre busca algo mejor, más innovador… Horroooooor! Tal fué el desastre de mi experiencia con ese producto, último grito, que mi subconsciente ha debido obrar el milagro de encerrarlo en la parte más recóndita de mi mente- apartado memoria, ya que, afortunadamente, no recuerdo el nombre de tan ortopédico artilugio limpia sensores. Lo que no he olvidado es el «ingenioso» sistema que utilizaba. Funcionaba por aspiración (hummm; suena ingenioso; al menos innovador. Pasamos de soplar a aspirar…) Recuerdo que el artilugio era como una pequeña bomba de aspiración (un bote de aire a presión con un artilugio que invertía el sentido de la expulsión del aire y lo convertía en aspiración), con un tubito flexible en su extremo, de un diámetro mínimo. La cosa consistía en aspirar, acercando el tubito y paseándolo por toda la superficie del sensor (que, ya puestos, podría haber llevado una prolongación en su extremo, del tamaño del sensor, acoplada) cuidando de que la aspiración no hiciese entrar en contacto el tubito con el sensor (algo imposible en la práctica). Al final, de un modo u otro, el extremo del tubo, en forma de círculo mínimo (como aspirar con una aspiradora «a pelo» y sin adaptadores) terminaba rozando, más o menos, el sensor. Lo peor es que, en un momento dado, y a pesar de que la aspiración del engendro era lógicamente, muy moderada, de pronto, quién sabe si por pensar por una fracción de segundo en tu vecina del 5ªA, descubrías con espanto, que el tubo se había quedado adherido al sensor, cual tentáculo de pulpo tenaz. Había que parar inmediatamente la aspiración para poder despegar el extremo del manguito de plástico del sensor. Luego, con lágrimas en los ojos, o maldiciendo en una extraña mezcla de sánscrito y arameo ( bailarte unas sevillanas también entraba dentro de lo posible: depende de tu grado de surrealismo, sentido del humor y capacidad de sufrimiento), comprobabas que, sí, que efectivamente había ocurrido lo que te temías: un circulito fatal había quedado impreso sobre la supericie del sensor: como la marca de una ventosa en el cristal de un coche, por ejemplo). De modo, que el sensor de mi flamante EOS 20D, de entonces, pasó de exhibir unos molestos, pero, al fín y al cabo, discretos puntos o motas de polvo, visibles a diafragmas muy cerrados, a mostrar sin pudor ni recato alguno, una especie de anillo descarado, de tamaño «gigantesco», en comparación con el de las motas de polvo, y ya a partir de f.11. Oléeeeee!
Lo más sorprendente de esta historia, totalmente verídica, es que no tengo constancia alguna de que al inventor y, sobre todo, distribuidor de semejante aberración, lo metieran en la cárcel… o, al menos, le dieran una paliza a la salida del super. Tampoco me han llegado datos de que se suicidara ni nada por el estilo.
Intenté limpiar con Eclipse y unos bastoncillos especiales la fatídica huella circular, pero siempre quedaron restos de la misma.
O sea…
Creo que el tema limpieza de sensor es lo que me hace disfrutar tanto de las compactas de calidad. Ojalá fabricaran reflex de sensor hermético y escudo antipolvo real y eficaz..
Puede que mi historia os haya hecho reair a más de uno, pero a mí, sinceramente, según la recordaba y escribía, me han vuelto los mismos o parecidos sudores fríos que me entraron después del fatal percance.
Eso sí, como soy algo masoca y, además, sigo esperando el «milagro» (un limpia sensores realmente eficaz), voy, inmediatamente a consultar e informarme sobre ese invento que, en principio, suena bien. Oremus.
Gracias, Carlos, por la información.
Saludos!
Jolín Javier menudo percance has tenido, para evitar el contacto directo uso un trozo de malla recortada de un colador, así aspiro todo pero sin tocar la superficie del «captor».
Tengo una Olympus e-620 desde hace 4 años y parece que funciona bien el limpia sensor.
P.D. Y supones bien.
Gracias por la información, Carlos. Aunque no creo que yo lo llegue a usar porque a mí el valor ni siquiera se me supone. Así que mejor no me arriesgaré y seguiré aprovechando la ocasión en que ofrezcan alguna limpieza gratis del sensor, para llevar ese día la cámara y que me lo dejen como los chorros del oro.
Este artículo me ha recordado a cuando hacías tus pinitos realizando operaciones de microcirugía transplantando órganos vitales de la cámara -la pantalla de enfoque creo que era xD. Ya podrías añadirlo al apartado de «relatos», más de uno te lo agradecería porque era para troncharse de risa, jeje.
Cómo me he reído también con lo del circulito del aspirador de Javier Rey xD. Este tema da para mucho…
¡Saludos!
David: Sí, jeje. Gracias por pasar y comentar!
Jose Luis: Sé de más de uno que ha pasado ciertos apuros pidiendo en las farmacias peras de lavativas del calibre 15 xD Gracias por pasar y comentar!
Corros: Gracias a ti Plácido!
Javier: Buff, vaya disgusto. Es supertípico, uno piensa que nada puede salir mal y luego no sabes cómo, ocurre lo que menos se esperaba uno. Aunque confieso que alguna vez he limpiado el interior de la cámara (en general, no tanto el sensor en sí) introduciendo el extremo del aspirador, debidamente adaptado con no sé qué invento que me hice yo para reducir la parte «succionadora» a un tubito fino. No pasó nada malo porque Dios no quiso xD
En tu caso, no quiero imaginar el escalofriante momento de ver el tubo adherido cual ventosa a la superficie del sensor, buff… aún suerte que tuviste la sangre fría suficiente para parar la aspiración y retirarlo con cuidado, si no, igual uno tira de golpe y de rebote se carga el espejo o cualquier otra parte. En fin, lamento el incidente pero sobre todo, muchas gracias por contárnoslo pues así todos cobramos consciencia de los peligros que se corren con estas cosas.
En todo caso, desde luego que recuerdo haber visto ese artefacto, lo que no sé es si aún existe o no. ¡Igual fue aspirado por su propio producto!
Silvia: Yo igual soy desconfiado, pero cuando veo esa especie de orgías de limpieza gratuita que organizan a veces en algunos sitios, me pregunto si ya será seguro. De todos modos, como ya tengo cierta experiencia, si me hace falta ya me lo hago yo, aunque como digo, trato de evitarlo tanto como sea posible.
Recuerdas bien, a mí también me ha venido a la cabeza lo de la pantalla de enfoque y el relato. Y resulta que lo tengo guardado, al ver tu comentario lo he buscado y he releído el principio… no me acordaba, madre de Dios, aún me corren las lágrimas por la cara de la risa… ¡¡qué cantidad de estupideces y animaladas!! Mira que aún escribo paridas mil, pero veo que hace unos años, la cosa era mucho más grave. Igual lo pongo aquí algún día, pero sinceramente es tan exagerada toda la explicación que no sé yo si hacerlo. De entrada, tendría que modificar todas las palabras no aptas para oídos sensibles, y aun así, habría de poner algún aviso tipo «Advertencia, está a punto de leer tal cantidad de chorradas, que lo mismo le da un vahído». No sé…
En todo caso gracias mil por el comentario, saludos!
Yo aún no he limpiado el sensor y eso que a f22 se ve como el culo de una vaca, había pensado un día dejarte mi cámarita para que tu le hagas la limpieza, jeje!! 😛
Luz: Uy, yo no toco cámaras ajenas, me estreso demasiado. Aunque hubo una excepción: aún recuerdo cuando una amiga fotógrafa quería que se la limpiase (le salía una mancha en las fotos) y vino a casa pertrechada de Eclipse, varios Sensor Swabs y pera sopladora – dediqué unos 15 minutos a explicarle que no me hacía responsable si algo fallaba (ella lo aceptaba, pero su ciega confianza en mí me hacía pensar que quizá no había comprendido cuál era el riesgo). Al final bastó con un par de sopladas para desalojar una pelusa, y ni siquiera hubo que recurrir a la limpieza «húmeda». Pero pasé más pavor con aquello que con todo lo demás, por no ser mi cámara!
La moraleja es que a menudo, con una sopladita ya se va gran cantidad del polvo! Saludos y gracias por pasar y comentar 🙂
Me ha venido a la cabeza una palabreja: Soplagaitas. Lo mejor. Seguro.
Fernando: Podría ser un gran nombre para un artilugio limpiador de estos: el «soplagaitas». Habría que hacer «Soplagaitas» normal, y luego el «Soplagaitas pro». La diferencia entre ambos sería básicamente que el Soplagaitas Pro costaría el doble y vendría en estuche plateado, por lo demás serían idénticos. Ssaludos!